NOTA DE OPINIÓN: ESCRIBE DARDO OTTONELLO


Indignación

Indignación es el sentimiento que provoca ver el destrato y la desconsideración hacia los miles de varelenses que cada día tienen que cruzar a pié las vías del ferrocarril en la Estación Varela.

Casi un año ha transcurrido desde el sorpresivo, intempestivo, injustificado e irracional cierre del paso peatonal a nivel situado en la Estación Varela. Pero todo sigue igual o peor.

Le cabe la calificación de sorpresivo e intempestivo porque las autoridades, sin previo anuncio, lo clausuraron de un día para el otro.

Injustificado, porque no había ningún motivo lógico para disponer el cierre, e irracional porque no se tomó ninguna medida alternativa ni se construyó un paso peatonal en su reemplazo, dejando a la gente librada a su suerte.

Las autoridades del Roca jamás explicaron las razones para cerrar un paso que existía desde más de 70 años, siendo utilizado diariamente por miles de varelenses.  

Es más que sabido, producto de la experiencia universal, que de nada sirve tomar decisiones a contramano de las necesidades de la gente: si las personas necesitan cruzar las vías de una forma o de otra siempre lo van a lograr.

Lamentablemente, cuando las autoridades no saben, no ven o no les importa se dan situaciones como las que observamos cotidianamente en la Estación Varela, las que ilustran las fotos que acompañan esta nota: personas de todas las edades, mamás con criaturas en brazos o en cochecitos, atravesando las vías por cualquier parte, caminando largo trecho por un sendero de tierra, saltando una zanja y pasando por un hueco en el alambrado perimetral del ferrocarril.

Es el cuadro que refleja con toda crudeza la desconsideración y el trato absolutamente indigno hacia los vecinos varelenses por parte del Gobierno Nacional, que es el responsable de administrar el ferrocarril.

Pero también exhiben la ausencia y el silencio de las autoridades municipales y, en particular, de los Concejales tanto oficialistas como opositores quienes, en su condición de representantes del Pueblo, deben ocuparse de situaciones como ésta.

Es por eso que nuestra comunidad necesita ahora, más que nunca, voces potentes que la representen en el Concejo Deliberante, que hagan oír sus muchos y justos reclamos, que interpelen a las autoridades nacionales, provinciales y municipales para que cumplan con el mandato que el Pueblo les ha conferido.