El imperio ilegal de La Salada en números

La detención de Jorge Castillo «El Rey de La Salada» es también un freno hacia un sector de la economía informal. No es un mensaje menor. El resultado de estos avances sobre la ilegalidad resultan un golpe a la evasión, falsificación, a los talleres clandestinos y a la explotación.

Este fenómeno de La Salada surgió como actividad de supervivencia para un segmento delicado de la población en tiempos de la crisis económica del 2001. Pero en el ciclo de crecimiento de la economía ya no sólo fue un refugio laboral informal de modo pasajero, sino que se transformó en el marco idóneo para el desarrollo de una actividad ilegal sin riesgos ni costos económicos.

La Salada se convirtió así en una feria a cielo abierto con un mecanismo de administración a base de torturas, violencia de género y extorsión.

De acuerdo a un ranking elaborado por la Unión Europea, tiene la renta informal más grande del mundo. También la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (Office of the United States Trade Representative- USTR) incluye al país en la llamada «lista de vigilancia prioritaria» por la práctica «desleal» de estos mercados que afectan derechos sobre marcas y patentes.

Según Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, hay 7.000 puestos entre el predio y la vera del Riachuelo, con un total de 21.000 comerciantes ilegales, lo que convierte a la Salada en el «centro de abastecimiento de comercio trucho más grande del país».

Si se toma en promedio los $500 que es lo que se le cobra al puestero tenemos una recaudación diaria –del predio y fuera del mismo– de $3.500.000 solo en concepto de alquiler. A un promedio de $1.500 de recaudación por puesto, eso se traduce en un total diario de caja de 10.500.000 de pesos.

El fenómeno de La Salada no se quedó solo en Lomas de Zamora sino que encontró su resorte de expansión y crecimiento en el formato de «Saladitas». Mediante una organización ilegal vertical, los días que se abre el predio los tours con combis son para abastecer las formas comerciales ilegales en el interior del país que tampoco no tienen control.

Según Di Pace, hay 63.312 puestos en todo el país distribuidos en 662 Saladitas que vendieron en mayo $4.262 millones. «Entre Saladitas y Manteros la recaudación anual ilegal proyectada para 2017 es de $71.500 millones. Sólo en concepto de IVA el Estado no recauda $15.015 millones sin contar los impuestos nacionales y locales que abona un comercio legalmente establecido», advirtió el especialista en consumo minorista.

Las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Santa Teresita, San Salvador de Jujuy y los partidos de Moreno y La Matanza en el Gran Buenos Aires lideran el ranking con mayor cantidad de saladitas. En 12 localidades se concentra el 52% de estas ferias en el país. En promedio, en las ciudades con saladitas se registró en mayo 1 puesto de venta ilegal cada 291 habitantes.

«Claramente la venta ilegal, ante la caída de rentabilidad e incremento de los costos en el sector formal, en caso de cierre, es una buena puerta de entrada para una actividad sin riesgos ni controles que puede espiralizar aún más la informalidad», alertó Di Pace.

«Es muy difícil que la inversión se recupere si su retorno encuentra una competencia desleal tan grande y con crecimiento sostenible. El mejor mecanismo para la evolución virtuosa de la economía es lograr una competencia equilibrada y bajo las mismas condiciones a todos sus actores, lo que genera que las ideas creativas, las innovaciones y los desarrollos empresarios creen empleos con buenas rentas medias a partir de la comercialización de sus productos y sus servicios en el mercado interno y externo de nuestro país», agregó el especialista.

La detención de Castillo no es un mensaje menor. Es un ícono de lo que no puede ser. Es el freno a valores con efectos económicos, sociales y culturales que luego se fueron convirtiendo en irremediables para nuestro país.