EL CLUB FUE SU PLATAFORMA PARA LA CONQUISTA DE SU MÁXIMO OBJETIVO POLÍTICO. ALLÍ TUVO BUENAS Y MALAS: A NIVEL TÍTULOS FUE EL MEJOR PRESIDENTE DE LA HISTORIA PERO SE PELEÓ CON SUS TRES MÁXIMOS ÍDOLOS.


Los momentos de Mauricio Macri en Boca que marcaron su perfil político

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Hace 19 años, 11 meses y 19 días Mauricio Macri comenzó desde el deporte su trazado político para lograr el objetivo máximo que consiguió ayer cuando ganó la presidencia de la Nación. Casi dos décadas antes, sin embargo, el actual Jefe de Gobierno, entonces de 36 años, venía de presidir una de las empresas de su padre, la automotriz Sevel, se presentó, compitió y fue electo titular de Boca en una histórica elección que tuvo récord de participación de los socios que lo eligieron con el 60,9 de los casi 12 mil votos con el que su fórmula (Pedro Pompilio fue su vice) se impuso a la de Carlos Heller y Antonio Alegre.

Por entonces, Boca peleaba el campeonato Apertura 1995 con Vélez pero ese día, el de la elección que cambiaría su historia, sufrió una de las derrotas más dolorosas que el hincha recuerda. Fue un 6-4 con Racing en la Bombonera que luego sería clave para la pérdida del título. El plantel que dirigía Silvio Marzolini estaba convulsionado: Maradona y Caniggia no querían entrenarse pero jugaban (Diego amenazaba con irse del club si asumía Carlos Bilardo como DT. Lo segundo ocurriría poco después, lo primero no); de los últimos cuatro partidos del año el equipo perdió tres y empató uno y se produjo entonces la salida del entrenador.

Macri, entonces, se erigía presidente de Boca en un contexto histórico que marcó gran parte de la historia moderna de la Argentina y el mundo. Carlos Menem presidía un país que sufría el crimen del soldado Carrasco, el indulto a los carapintadas y a los presos del asalto al cuartel de La Tablada, que trataba la concesión de los superpoderes y que sufría el constante ajuste económico lastimoso para la clase trabajadora. Eran tiempos de 44 grados de térmica en la Capital (temperatura que superó un récord de 1949), de un gordo de Navidad con el 27123, y de la denuncia de Zulema Yoma respecto de que la causa de muerte de Carlos Menem Jr., su hijo con el presidente, había sido un atentado y no un accidente.
Hollywood perdía a Dean Martin, el Papa Juan Pablo II sufría un contratiempo de salud que le impedía celebrar la misa de Navidad y Yugoslavia, Bosnia y Croacia firmaban por aquellos días en la hoy asustada París el histórico acuerdo por la paz tras casi cuatro años de una guerra que contó más de 250 mil muertos.
Bianchi se negaba a las tentaciones de Boca y River («no me harán cambiar de opinión», decía y aseguraba que continuaría en Vélez), Independiente ganaba la Recopa, Julio César Vázquez ganaba en Filadelfia el título mundial de los ligeros (su KO sería considerado como el mejor del año) y la FIFA proponía agrandar los arcos para que hubiese, así, mayor cantidad de goles.
Macri quería transformar a Boca en el mejor club del mundo y en esa búsqueda asumió la presidencia el miércoles 13 de diciembre de 1995.
Comienzo de su gestión

En sus promesas de campaña, el dirigente propuso: comprar jugadores por única vez, contratar a Jorge Griffa para las divisiones inferiores y conseguir títulos con mayoría de jugadores surgidos de la cantera, construir nuevos palcos en el estadio, terminar con la reelección indefinida y que las decisiones futbolísticas no sean unipersonales sino por parte de un equipo técnico.

Las primeras medidas de Macri en Boca fueron aumentar la cuota social un 25%, reducir los sueldos de los empleados y del plantel profesional, recortar gastos en todas las actividades deportivas, excepto fútbol y básquet. Además dispuso la remodelación del estadio, con la construcción de los nuevos palcos, que redujo las populares pero aumentó la capacidad total a 57.503 personas y le dio a la Bombonera la fisonomía que se conoce actualmente.

Macri cumplió con sus promesas de contratar a Jorge Griffa y éste fue quien decidió comprar un grupo de juveniles de Argentinos Juniors, entre los que se encontraba Juan Román Riquelme y 11 de los 25 integrantes del plantel campeón de la Copa Libertadores 2000 eran surgidos de la cantera.

También durante su gestión se reformó el estatuto para que los periodos de gobierno de los presidente pasen de tres a cuatros años, eliminó la reelección indefinida y solo se permiten dos periodos. A su vez, estableció que todos los mandatarios deben avalar con sus propios patrimonios los manejos económicos en el club.

Cambió el nombre de la cancha de Camilo Chichero al del legendario presidente Alberto J. Armando y firmó un contrato con Nike por más de 20 millones de dólares en 1997.

Los títulos

Cuando asumió como presidente, Macri contrató a Carlos Bilardo como DT y trajo una gran cantidad de jugadores pero el experimento no dio los resultados esperados. En su reemplazo llegó Carlos Veira y el Boca armó un equipo de figuras con Maradona, Caniggia, Guillermo Barros Schelotto, Diego Latorre y Martín Palermo, entre otros pero el título volvió a ser esquivo.

A un año y medio de las elecciones, la dirigencia necesitaba un campeonato para poder aspirar a la reelección y fueron en búsqueda de Carlos Bianchi en 1998, para revertir la situación sin grandes contrataciones. «Pasamos del compra tutti al modelo de formar sus propios jugadores», explicó por entonces.

A partir de allí, Macri conseguiría 16 títulos en Boca desplazando al histórico Alberto J. Armando al segundo lugar, con doce títulos totales. El próximo presidente argentino ganó: Torneo Apertura 1998, 2000, 2003 y 2005, el Clausura 1999 y 2006, la Copa Libertadores 2000, 2001, 2003 y 2007, las Intercontinentales 2000 y 2003, las Sudamericanas 2004 y 2005, y las Recopas 2005 y 2006.

La reelección y su futuro

«Alegre siempre cuenta que, en 1995, Macri le dijo que tenía la aspiración de hacer una transición en Boca para después pasar a la política, que quería ser intendente o presidente de la Nación. Yo creo que, si gana, no va a completar los próximos cuatro años», dijo Carlos Heller pocos días antes de las elecciones en Boca en 1999, que el hombre del Pro ganaría con más del 80% de los votos.

La relación con los ídolos

Diego Maradona firmó en abril de 1997 un contrato para regresar a Boca luego de 11 meses sin jugar, en agosto daría positivo de doping y en octubre se retiraría. Pero la relación con Mauricio Macri siempre fue tirante, en 1998 el astro dijo: «Tiene un padre espectacular, pero él no puede discutirle ni al Cartonero Báez. Así de simple. La soberbia lo mata. Yo hablo pero hice cosas; vos hablás, pero no hacés nada ni tenés presencia. Sos impresentable». En 2005 hubo un acercamiento para que el 10 regrese y hoy ambos apoyan la candidatura de Daniel Angelici.

Con Carlos Bianchi también tuvo cortocircuitos. En 2001 tras una primera exitosa etapa, el DT decidió no renovar su contrato, en conferencia de prensa el dirigente le dijo que estaba dispuesto a pedir la renuncia de la comisión directiva para retenerlo y le pidió explicaciones. El entrenador dijo que no iba hablar, se paró y se fue. Regresaría en 2003.

Juan Román Riquelme también tuvo un enfrentamiento con Macri, que hizo público con el festejo del Topo Gigio en 2001 frente al palco presidencial en un Superclásico. Los problemas en el contrato y las trasferencias caídas, hicieron estallar la paciencia del enganche que se iría en 2002. En 2007, el propio presidente lo fue a buscar a Villarreal –donde no jugaba por un conflicto- y lo repatrió para ganar la Copa Libertadores de 2007.

También en 2001 el plantel mantuvo un conflicto con la dirigencia. En la previa de las semifinales con Palmeiras, los futbolistas reclamaban premios adeudados y amenazaron con no viajar a Brasil. El tesorero Orlando Salvestrini declaró: «los jugadores están un poco histéricos, tendrían que ir a un psicólogo. Tal vez no quieran viajar porque le temen al fracaso». Boca pasó a la final, en el vestuario hubo cantos contra el dirigente y terminada la temporada algunos jugadores dejaron el club.

La marca Boca

Uno de los grandes logros que Macri siempre remarca es la instauración de la Marca Boca en el mundo. El dirigente le devolvió al «Xeneize» el brillo internacional con títulos pero también con acciones.

Es uno de los líderes en venta de camisetas, disputó torneos amistosos con las principales potencias del planeta, el estadio y el museo se convirtieron en un atractivo turístico de la ciudad, comenzó a tener presencia en mercados emergentes como China, Arabia, India y Japón, y el marketing (sponsors, merchandising, escuelas de fútbol en el exterior, etc.) representa casi el 30% de los ingresos.