RICARDO LAGOS, JULIO MARÍA SANGUINETTI, FERNANDO HENRIQUE CARDOSO Y FELIPE GONZÁLEZ COMPARTIERON ESCENARIO CON EL PRESIDENTE ARGENTINO, QUE LOS LLAMÓ “LOS CUATRO SABIOS”. EL ESPAÑOL DEFINIÓ AL GRUPO COMO “LOS VIEJOS ROCKEROS DE LA POLÍTICA”


Tecnología, política, Trump y Putín, en un diálogo entre Macri y cuatro ex presidentes

«Es para mí un honor estar rodeado de estos capos, como dirían los chicos, tuve la oportunidad de escucharlos y aprender mucho de ustedes, y espero seguir aprendiendo», dijo Mauricio Macri al dar por iniciada la primera mesa del «Encuentro de ex-Presidentes, Empresarios y Académicos». En una escena inusual, el Presidente estaba rodeado del chileno Ricardo Lagos, el uruguayo Julio Sanguinetti, el brasileño Fernando Henrique Cardoso y el español Felipe González.

La reunión que se desarrolla hoy y continuará mañana en el hotel Sheraton de Retiro es organizada por la Fundación Círculo de Montevideo, que desde 1996 promueve el debate a favor de la democracia en la región, con el respaldo en la Argentina del Grupo Werthein. Y no podía comenzar mejor: no son muchas las ocasiones de asistir a un diálogo entre la experiencia a la hora de gobernar y los desafíos de un tiempo tramado por una nueva cultura tecnológica, que  exige nuevas habilidades políticas a los que están gobernando.

Sanguinetti, al realizar la apertura del evento, dijo que «el futuro no es lo que era» y Darío Werthein resaltó la importancia de comprender el mundo digital en el que estamos insertos. Cuando arrancó con el debate acerca de «La sociedad abierta y sus enemigos», contó que ayer, justamente, visitó Bardas Blancas, una localidad mendocina que no tenía conexión de internet. «Ellos querían estar conectados, y tal vez ahora tendrán problemas nuevos que antes no tenían, pero ahora están integrados al país y al mundo», planteó.

Sanguinetti señaló que cuando arrancó el Círculo de Montevideo no existían Google, ni Wikipedia, mucho menos Whatsapp, herramientas que están disponibles «desde hace tres días», en términos históricos.

Lagos aprovechó la posibilidad para dirigirse a Macri. Serio, le planteó: «Pesa sobre usted una gran responsabilidad, que es representar a la región en la reunión del G-20 que se desarrollará en este país el año próximo». El argentino no rehuyó el compromiso. «No dudo que tenemos un enorme desafío, pero déjenme decirles que soy optimista, América Latina está frente a una gran oportunidad en este momento, tenemos en la región muchas herramientas que podemos capitalizar», contestó.

Cuando le tocó el turno a Cardoso, tomó el concepto de la felicidad del que había hablado Macri minutos antes para resumir lo que creía era el principal rol de los gobiernos y subió la apuesta. Dijo que «el acuerdo que Argentina y Brasil realizaron en la década del 80 para evitar la fabricación de la bomba nuclear forma parte de ese objetivo de buen gobierno, la búsqueda de la felicidad».

El español fue el más eufórico por la votación del domingo en Francia. «Es la primera derrota del tándem Trump/Putin», aseguró. Y mostró su gran preocupación por lo que está pasando en Venezuela. «Nunca en los 75 años que tengo y los 50 de vida política vi un proceso de destrucción de la economía, de las libertades, de la vida cotidiana como el que se está viviendo ahí», se lamentó. Y pidió que «los viejos rockeros de la política», como llamó al grupo de ex presidentes, se involucren para lograr una salida negociada al drama humanitario.

A Macri le tocó el cierre. «Argentina vive con mucha intensidad este momento, hay mucho debate, hay mucho miedo, hay también miedo de integrarse al mundo y son muchos los desafíos que tenemos que encarar, pero nos estamos reinventando», expresó.

Y volvió a definir la posición desde donde gobierna: «Tenemos valiosísimos recursos humanos, cuantiosos recursos naturales, el Gobierno tiene que actuar como facilitador y simplificador, y permitir la generación de riqueza para poder distribuirla y para que se genere trabajo, que es la verdadera solución para la pobreza». Obviamente, todos los que estaban en ese escenario piensan como él, aunque puedan estar más a la izquierda o a la derecha del espectro ideológico, un mapa que para Macri ya no existe más en el siglo XXI.

Para la despedida, un piropo: «Cada vez que me convoquen estos cuatro sabios, yo estaré».