UNA ENCUESTA REALIZADA A ADULTOS DE 12 PAÍSES REVELÓ QUE SI BIEN AUMENTÓ LA CONCIENCIA SOBRE EL EFECTO DEL SUEÑO EN LA SALUD GENERAL, PARA LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS LOGRAR UN DESCANSO DE BUENA CALIDAD SIGUE SIENDO DIFÍCIL. CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS


El 64% de los argentinos padece trastornos de sueño

Se sabe que el buen descanso es reparador. Y que los adultos deben dormir por día mínimo ocho horas para rendir en sus actividades y mantener un buen estado de salud. En los niños, el sueño es, además, motor de crecimiento.

Pero lo cierto es que el ritmo de vida cambió, el día laboral se prolongó y en promedio las personas duermen dos horas menos que hace 20 años. Además, con la llegada del celular, las computadoras, la televisión e internet se estimulamos de más el cerebro, exponiéndose a la luz artificial hasta la madrugada, lo que impide que el organismo entre en la fase de reposo. El “combo” lleva a que muy pocas personas logren la meta de descanso recomendada. No sólo la cantidad de horas es una utopía imposible de lograr para muchos, sino que la calidad del sueño durante las horas que se duerme también deja bastante que desear.

Bajo el lema “Sueño saludable, envejecimiento saludable”, el Día Mundial del Sueño, creado y organizado por World Sleep Society, busca generar conciencia de los beneficios para la salud y la calidad de vida que el buen descanso proporciona.

El médico neumonólogo Eduardo Borsini es coordinador de la Unidad de Sueño del Hospital Británico y aseguró que “lograr una buena calidad y cantidad de sueño mejora las posibilidades de tener buena salud física, cognitiva y emocional”. “En un adulto reduce riesgos de obesidad e hipertensión y protege contra los deterioros de la edad y enfermedades como el Alzheimer, incluso se ha asociado a la reducción de las tasas de depresión”.

“Para muchos adultos, dormir de siete a ocho horas puede ser determinante para mejorar su salud física y mental. Investigaciones recientes muestran la importancia de la cantidad adecuada de sueño para la salud del cerebro, ya que, durante el sueño, el cerebro elimina toxinas potencialmente dañinas para el envejecimiento del cerebro que se acumula durante el día mientras estamos despiertos”, destacó el especialista.

Más conscientes

La encuesta The Global Pursuit of Better Sleep Health (La búsqueda mundial de una mejor salud del sueño), realizada por el Grupo KJT en nombre de Philips, líder mundial en tecnología de la salud, estudió a 11.006 adultos de 12 países para recoger las actitudes, las percepciones y los comportamientos en torno al sueño. Los resultados mostraron que mientras aumenta la conciencia sobre el efecto del sueño en la salud general, para muchos en todo el mundo, lograr una salud del sueño de calidad sigue siendo difícil.

El relevamiento anual demostró que a pesar de que el 77% de los adultos encuestados reconoció que el sueño tiene un efecto sobre la salud, el 62% admitió que duerme “sólo algo bien”. Y el 44% afirmó que su sueño empeoró en los últimos cinco años. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), alrededor de 70 millones de norteamericanos sufren de problemas crónicos de sueño y de una mala salud del sueño, que se traduce en la privación del sueño, la cual tiene una gran correlación con la depresión, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades neurocognitivas e incluso el cáncer.