PREPARARSE CON TIEMPO OFRECE LA POSIBILIDAD DE PREVENIR SITUACIONES QUE PUEDEN COMPROMETER LA SALUD DE LA MADRE Y EL NIÑO. UNA EXPERTA INDICÓ CUÁLES SON LOS CONTROLES Y CUIDADOS FUNDAMENTALES


Paso a paso: cómo planificar un embarazo seguro

 

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Por lo general, las mujeres recién sospechan que pueden estar embarazadas ante un retraso en su período. Para ese momento, el bebé ya está en la segunda o tercera semana de gestación. Sin embargo, es posible proteger a las mujeres que estén en edad fértil y a sus futuros hijos si planifican con tiempo la concepción. Esto permite prevenir infecciones que también pueden afectar al feto o al recién nacido, que constituye una de las circunstancias más angustiantes que encontramos durante la práctica médica. Sin embargo, con los análisis y vacunas adecuados podemos evitar que ocurran. Además, en ciertos casos, también es posible manejar las enfermedades infecciosas cuando se detectan en la embarazada.

El hecho de poder evaluar a una mujer en edad fértil que está planificando su embarazo es, sin duda, una oportunidad única e ideal. «A través de diversos análisis de sangre se puede saber si tiene anticuerpos o protección contra algunas infecciones para las cuales, de no tenerla, es posible ofrecérsela a través de las vacunas, como la rubeola, el sarampión, las hepatitis A y B, la gripe y la varicela», destacó la doctora Fabiana García, médica infectóloga, coordinadora del área de Infectología Perinatal de Stamboulian Servicios de Salud.

«Por ejemplo, si nosotros recibimos de la paciente, una serología de anticuerpos negativa para rubeola, está en un momento óptimo para recibir la vacuna y evitarse a futuro la posibilidad de desarrollar un síndrome de rubeola congénito», agregó.

También es importante saber si tiene anticuerpos para otras infecciones como la toxoplasmosis y citomegalovirus (CMV). Por supuesto que, además de éstas, se deben hacer análisis de sangre para determinar si la paciente tiene o no infección por Chagas, VIH y Sífilis, que también deben ser controladas. «Entonces, esta oportunidad pre-embarazo ofrece la posibilidad a la mujer de prepararse, además de a través de estudios como el papanicolau (PAP), la colposcopía u otros controles y chequeos ginecológicos, para llegar a la maternidad de un modo mucho más seguro y relajado», destacó la experta.

Toxoplasmosis: positivo o negativo

Antes de planificar el embarazo o durante el primer trimestre de gestación se suele pedir un análisis de sangre para toxoplasmosis que determinará un tipo de conducta a seguir según el resultado. Se trata de una infección producida por un parásito que se adquiere al comer carnes no muy cocidas o verduras contaminadas o por estar en contacto con gatos. La mayoría de las veces se la adquiere sin darse cuenta y solo a través de un estudio serológico resulta posible saber si se la ha padecido. «Si tiene anticuerpos positivos y esta infección sucedió antes de embarazase significa que la paciente tiene inmunidad, tiene defensas –’que está como vacunada’- y para toda su vida esto será así y no deberá repetir el test», indicó la doctora García.

Si el resultado fuera negativo significa que no está protegida contra esta infección. Frente a esto, «no tenemos vacunas pero sí tenemos pautas de prevención, sobre todo en relación a la preparación de los alimentos como consumir las carnes bien cocidas y las verduras crudas adecuadamente lavadas. Si hace trabajos de jardinería es importante el uso de guantes. Si en su casa tiene gatos, sobre todo chiquitos, deberá utilizar guantes también cuando entre en contacto con sus excretas», detalló la especialista.

«Se trata de una serie de recomendaciones que nosotros entregamos de forma escrita a las pacientes que, al incorporarlas, son tan eficaces como una vacuna. Seguramente, veremos cuando se realicen los controles, que esas señoras terminaron su embarazo sin haberse contagiado», completó.

En caso de que la infección fuere adquirida durante el embarazo, el recién nacido puede tener problemas oculares o del sistema nervioso central, que pueden disminuirse si se trata adecuadamente a la madre durante la gestación.

Embarazo y HIV

Una de las principales preocupaciones frente al embarazo es la de conocer la situación serológica de la futura madre respecto a la infección por HIV. Es decir, saber si es positiva o negativa. En nuestro país se estima un total de hasta 140.000 personas que viven con esta infección, pero hay unos 30.000 pacientes que desconocen si tienen la infección, por lo que resulta posible que algunas se expongan por alguna conducta de riesgo.

Por este motivo, está indicado el test durante la gestación en la primera visita al obstetra para realizarse el primer control prenatal. «En esta oportunidad, el profesional deberá pedir este estudio junto con la rutina. También se debe pedir en el tercer trimestre», indicó la doctora Fabiana García.

Si el resultado del test fuera positivo durante el embarazo o en etapas cercanas al embarazo, el médico «pide una serie de análisis para categorizar la infección, pero existen antivirales que son muy bien tolerados y muy eficaces para lograr que el virus circulante o carga viral se controle de modo tal que reduzca la tasa de contagio de la mamá al bebé», agregó.

Vacunas antes del embarazo

Muchas mujeres afirman haberse vacunado, pero se sabe que hasta un 10% de las personas no hacen anticuerpos. Esto quiere decir que aunque tenga el antecedente de haberse vacunado contra sarampión, rubeola y paperas, es conveniente que se realice un análisis de sangre para determinar si está protegida contra estas infecciones. «Se trata de un análisis único en la vida que, a través de un certificado, le deja a la señora la constancia y tranquilidad de prevenir algo grave», agregó la infectóloga.

La rubéola es causada por un virus que en general se presenta en invierno y primavera y produce una erupción acompañada, algunas veces, de inflamación de los ganglios. En la mitad de los casos puede cursarse sin síntomas, por lo que sólo a través de un análisis de sangre se puede asegurar si la tuvimos o no. De acuerdo con diferentes estudios, del 85 al 90 % de las mujeres en nuestro país padecieron esta patología. No obstante, el resto es susceptible de contraerla y puede, si adquiere la infección durante los primeros meses del embarazo, trasmitirla al feto y producirle al recién nacido problemas en la vista, el corazón y el oído. Las mujeres que pertenezcan a este grupo deben vacunarse antes de quedar embarazadas para prevenir la rubéola congénita y otras consecuencias serias. Para ello se aplica la triple viral (MMR por sus siglas en inglés) que confiere protección durante toda la vida fértil contra este agente viral, el sarampión y las paperas.

En el caso de la varicela, se estima que el 95 % de las mujeres en edad fértil tiene defensas, lo que quiere decir que la han tenido en el pasado. Sin embargo si la paciente manifiesta no haberla padecido también se le pide un análisis de sangre que, si resultara negativo, se le indica la vacuna. De acuerdo con la experta, «no resulta infrecuente en el consultorio la visita de mujeres embarazadas que están cursando la enfermedad por varicela, que genera una angustia terrible en la futura mamá».

Si esta es adquirida en los tres primeros meses de embarazo, aunque se trata de un porcentaje muy bajo, puede afectar al feto y al recién nacido. Esta situación se observa pocas veces, dado que la mayoría de los adultos tuvo la enfermedad y está protegido de por vida. No obstante, si una mujer no recuerda si la ha tenido, es útil vacunarse antes de proyectar la concepción.

Otra recomendación importante para las mujeres en edad fértil es que reciban la vacuna contra la hepatitis B (HVB) antes de concebir. En nuestro país, está herramienta preventiva está disponible de manera universal, obligatoria y gratuita en el Calendario Nacional de Vacunación para adolescentes y adultos. Por eso, las mujeres deben recibir el esquema completo antes de la concepción. Si no lo hicieron, pueden iniciarlo o completarlo durante el embarazo o incluso después del parto.

La hepatitis B también es una infección que puede no presentar síntomas (75% de las veces). En la mujer embarazada es importante realizar los análisis de sangre para conocer su situación en relación con este virus porque puede infectar al recién nacido y provocarle hepatitis crónicas. En aquellos casos en los que se confirma el diagnóstico de HVB en la embarazada, se le deben aplicar al recién nacido anticuerpos específicos (gamaglobulinas) y la dosis correspondiente de la vacuna en las primeras 12 horas de vida, como lo indica el Calendario Nacional de Vacunación. De no recibirla, los bebés tienen un riesgo del 90 % de convertirse en portadores crónicos del virus y existe la posibilidad de que desarrollen enfermedad del hígado en el futuro.

Vacunas en las embarazadas

Ya ingresado el invierno, es necesario destacar la importancia de la vacunación antigripal en las embarazadas y puérperas que constituyen uno de los grupos de riesgo. «A veces llegan a la consulta pacientes embarazadas sobre finales del mes de junio que refieren no haber sido vacunadas y se la indicamos igual. Esta es una herramienta fundamental porque este año la circulación de la gripe comenzó en abril pero no sabemos si podrá extenderse hasta agosto o septiembre», destacó García.

De acuerdo con los lineamientos de la Dirección Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (DINACEI), se puede recibir esta inmunización en cualquier trimestre de la gestación. En el caso de las puérperas, hasta el egreso de la maternidad máximo 10 días después del parto si no la recibieron durante el embarazo. Hay que considerar que el momento fundamental de vacunación es durante el embarazo para proteger a la madre y al bebe a través del pasaje de anticuerpos por la placenta.

Otra vacuna fundamental para proteger a la embarazada y al bebé que está por venir es la triple bacteriana acelular (dTpa) que confiere protección contra difteria, tétanos y pertusis o coqueluche. «En nuestro país tenemos circulación de coqueluche y en los bebés pequeños es muy grave. Esta inmunización se indica en la futura mamá alrededor de la semana 20 de gestación, que es más o menos la mitad del embarazo y esos anticuerpos que se pasan al niño lo protegen y permiten evitar las infecciones severas por este microorganismo que se dan en los primeros tres a seis meses de vida», señaló la experta.

Aquellas madres que no hayan recibido estas vacunas durante la gestación, deben inmunizarse mientras sus hijos sean menores de seis meses.

Una infección llamada citomegalovirus

El citomegalovirus o CMV, por sus siglas en inglés, es un virus común que infecta a personas de todas las edades. Una vez que este agente infeccioso entra en el cuerpo de una persona, permanecerá allí de por vida. Se estima que hasta el 70% de las mujeres tiene anticuerpos positivos porque adquirieron esta infección sin haber presentado síntomas en algún momento de la vida. Esta infección se puede adquirir de persona a persona a través de la saliva, de las secreciones genitales y por contacto con excretas, en especial la orina de los lactantes, que usan pañales. «Lo primero que vemos en el consultorio cuando nos toca evaluar a la embarazada con este resultado y pedimos todos los estudios para categorizar el proceso es que se trate de una infección previa. Esto descomprime mucho las tensiones de la pareja que se presenta muy angustiada».

En este sentido, es importante destacar que si bien la mayoría de las mujeres tiene las defensas contra esta infección, si se presenta una paciente con un cuadro de fiebre y ganglios agrandados y angina se pide el estudio para determinar si cursa o no una infección por CMV. Este estudio de anticuerpos es muy importante cuando se planifica el embarazo porque permitirá brindar el asesoramiento adecuado tanto a la madre que no ha sido expuesta como a la que se ha infectado.